top of page

Apocalipsis Button



Si este texto está frente a ti, eres muy afortunado. Soy Manolo Castilla, y esta carta se la he enviado a las pocas personas que amo. Y no he desestimado a aquellas cuyo amor no me es correspondido.


Dentro de tres días sucederá una catástrofe que desterrará a la humanidad de la faz de la tierra: una onda expansiva constituida por una fuerza que no hemos alcanzado a analizar pero que, sabemos, afecta únicamente a la especie humana, con epicentro en las inmediaciones de la isla Taiwán, cubrirá la faz de la Tierra en tan solo dos minutos y cincuenta y tres segundos. Esta fuerza desconocida por la ciencia reduce al humano a polvo, y a todo lo que tenga estrecho contacto con él, como su ropa o las cosas que lleve en el bolsillo, sin provocar siquiera una leve brisa. Un pequeño montículo de polvo grisáceo es todo lo que queda allí donde antes hubo de pie una persona. El hecho sucederá el día jueves a las dieciocho horas, treinta y seis minutos.


Pero, como señalé al inicio del mensaje, tu estás de suerte: conozco la forma de que puedas salvar tu vida. Desde ya te prevengo que no quiero tu agradecimiento, ni recompensa de ningún tipo. Tan solo dime si has recibido este mensaje. De esa forma, yo sabré que sobrevivirás a la hecatombe, que es todo lo que quiero. Porque el mundo sin ti no tendría espíritu, y no valdría la pena salvarme para vivir en un globo de tierra descorazonado.


Misterios dentro de misterios: por algún motivo la fuerza extraña es incapaz de penetrar a través del color naranja. Si quieres salvar tu vida, amada Florencia, tan solo debes tomar una sábana anaranjada y cubrirte por completo a la hora señalada. Dime, por favor, que lo harás. Dime que el sol seguirá iluminando tus rizos dorados, dime que la luna podrá reflejarse en tus ojos verdes, dime que la lluvia podrá mojar tus manos blancas...


En tres días lo haré. Detrás del escritorio de mi padre está el interruptor que desatará el apocalipsis. Se trata de una pequeña palanca húmeda satelitalmente conectada con la bomba. La he encontrado accidentalmente mientras jugaba con mis autitos. Se me ha dicho que no la accione, pero toda amenaza de castigo es inútil desde que mi hermano mayor me ha puesto al corriente de los pormenores y me ha revelado la fórmula de la salvación. Sentiría culpa de no prevenirlo si no fuera tan hinchapelotas; la verdad es que el mundo puede seguir girando sin él. Pero no sin ti, Florencia, pero no sin ti.


Encontramos la carta en la mochilita de mi hija Florencia, de cinco años, cuando buscábamos una coleta oscura para ponerle en el pelo, porque vestía de negro para asistir al velorio de su compañerito de jardín.






Si querés valorar este trabajo, podés hacerlo a través de Paypal:





bottom of page