Luca terminó su desayuno, se puso la campera y salió dispuesto a emprender su rutina. Pero encontró una situación inesperada: un hombre parado frente a la puerta miraba hacia el balcón de su casa con la mandíbula caída y los ojos estúpidos. Luca no pudo más que imitarlo para conocer el motivo de tanto asombro, y quedó igual de anonadado. En pocos segundos se detuvo otra persona, y luego otra, y otra... en poco tiempo, unas treinta personas —todas las que pasaban por allí— compartían la misma extrañeza. A través de una grieta del antiguo balcón emergía una flor con una singularidad que científicos de todo el mundo aún no logran explicar: un color desconocido.
El lector puede pensar que con «un color desconocido» me refiero a cierta gama entre este o el otro color... No es así. Según los que tuvieron la dicha de poder verlo, es uno totalmente distinto a los ya existentes. «Tan lejos del rojo, como del azul, como del amarillo».
«¡Quiero ver la foto!». He aquí una terrible noticia: este color no se acerca ni por asomo a ninguno de los 16.7 millones que posee el monitor de una computadora o la pantalla de un teléfono, ni mucho menos a los que alcanzan los medios impresos. En las fotos, la flor sale negra; el hombre ha sido incapaz de capturar su color.
Y hablo en tiempo pasado porque la flor vivió durante una semana. Luego se secó y se volvió de un ordinario color oxidado. Durante su corta existencia, la flor fue analizada por científicos de todo el mundo que viajaron a Campobasso, Italia, para observar el fenómeno. Ahora analizan a la planta y a los pétalos secos: «Por el momento, no encontramos nada fuera de lo corriente en su composición. Salió una nueva flor, pero es de color blanco».
Si querés valorar este trabajo, podés hacerlo a través de Paypal: