top of page

Incomprendidos Espíritus Nómadas



¿Somos siempre la misma persona? Yo no estaría tan seguro. Uno se figura al espíritu como un ente indivisible y, quizá, eterno, pero... ¿estático? Me animo a pensar que no. No es imposible que el espíritu fluya de un cuerpo a otro, tal vez de manera constante, tal vez cada unos cuantos días, o años, habitando distintos cerebros cargados de recuerdos.


Te preguntarás a qué viene todo esto, por qué salgo con asuntos tan complejos que vos considerarás «fuera de mi alcance». La verdad es que encontré escenas del pasado en mi cabeza y puedo asegurarte, con la misma certeza que dos más dos son cuatro, que yo no protagonicé tales situaciones. Aunque tengo en mi memoria esas imágenes guardadas en primera persona, no era yo quién comandaba este vehículo carnal en ese tiempo. Llegué a la conclusión de que no era yo antes y de que no estaré aquí más adelante. Ni siquiera podría asegurarte que soy el mismo que comenzó a escribir esta carta o si soy otro espíritu que llegó en la mitad de su redacción.


Una cosa hay que encuentro indiscutible, mi queridísimo amigo, y es acá donde comenzará a interesarte mi filosofía: yo no soy quién hace unos cuantos meses se acercó hasta tu casa para pedirte prestado ese dinero que ahora me reclamás. Ni era yo, ni tampoco has de ser vos, Máximo que lees estas líneas, el mismo que desprendió esa suma cuantiosa. Imagino que aquel Máximo, solidario y desinteresado, es incomprendido por el actual, egoísta, tacaño y patotero. De igual manera, no puedo comprender que mi yo anterior haya sido tan insensible como para inventar esa conmovedora historia que flaqueó tus cuentas bancarias. Sí, leíste bien: «inventar». Es evidente que mi inescrupuloso yo anterior (estoy tan horrorizado como vos) reprimió todo ápice de humanidad al ablandar tu corazón con esa supuesta operación de un supuesto tumor de una supuesta sobrinita.


En este momento debes odiar casi tanto como yo a aquel ser despreciable que usufructuó este cuerpo. Te confieso que a veces, mientras manejo mi auto nuevo, estoy muy cerca de sentir culpa por sus maldades. Pero creeme que aquellos dos espíritus se van a reencontrar en otros cuerpos para que la justicia sea consumada. Este es un capítulo importante en la teoría que estoy desarrollando. Quizá, en el diario de mañana leas sobre un asesinato pasional en Mozambique y no sea otra cosa que la venganza de aquel espíritu estafado. O tal vez en unos años veas un documental de National Geographic y descubras la venganza consumada por un León que ataca y vence a un oso polar en las playas de Bolivia.


Tu previsible posición ante estas profundas reflexiones es que el préstamo no fue entre dos espíritus nómadas, sino entre dos cuerpos, entre dos engranajes de carne de esta sociedad consumista y cosificadora. Sin embargo, dejame decirte que para ese tipo de deudas se firman papeles y, mi estimadísimo amigo Máximo, vos sabes que no existe papel alguno que avale tu reclamo.








Si querés valorar este trabajo, podés hacerlo a través de Paypal:


bottom of page